Una de nuestras primeras autorías, esta vivienda se plantea como una superposición de pabellones muy heterogéneos tanto en programa como en posición o forma, a los que se da uniformidad a través del uso del ladrillo visto vidriado en gris. Estos pabellones van respondiendo en posición a los encuentros de la parcela.

Como dirían JR Moreno y F de la Iglesia: «La decisión pasa por enroscarse sobre uno mismo, distanciándose de los bordes, para concentrarse en la copa ingrávida, verde y calada por la luz de este pino encontrado en la parcela”. El recorrido fenomenológico entre las distintas piezas visita patios protegidos, entradas laterales, ventanas curiosas, estructura y suelos cambiantes, y hasta una poza final que nos refresca.